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Somos un grupo de actores y actrices tucumanos que hacemos teatro todos los días del año: producimos espectáculos, dictamos talleres e investigamos este arte en nuestra Casa Luján. Casa cultural, abierta todo el año y en constante crecimiento en el corazón de Villa Luján.


ESTO DIJO LA PRENSA DE NUESTRO NUEVO ESPECTACULO

Los sueños de una humilde cocinera llamada Cristina

Lunes 22 de Agosto de 2011 | En la noche de San Juan hasta los sueños pueden hacerse reales. Sólido trabajo actoral

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Autor Redacción LA GACETA

 "En la noche de San Juan, cómo comparten su pan, su mujer y su galán, gentes de cien mil raleas", canta Joan Manuel Serrat en su celebrada "Fiesta". Es que en esa noche muy especial, cuenta la tradición, los ricos y pobres pueden hasta amarse y superar las barreras de clase. Algo de esto sucede en la obra "Los sueños de Cristina", que dirige César Romero y se repone los fines de semana en Casa Luján, un nuevo espacio dedicado a las artes escénicas (a pocos metros de la avenida Ejército del Norte).

"Los sueños de Cristina" está inspirada en el clásico de August Strindberg, "La señorita Julia", un texto de fuerte contenido político que, precisamente, habla sobre las diferencias sociales y el poder. Como en la obra de Strindberg, el drama fundamental ocurre aquí en una cocina, pero a diferencia de aquel, el personaje central no es la joven noble, Julia, sino la humilde cocinera, Cristina. La puesta, debe aclararse, se desarrolla en una cocina real: cuando los espectadores ingresan a Casa Luján las sillas están ubicadas a un par de metros donde hierve una pava, donde luchan, sueñan y, con fuerte pasión, se aman los personajes. Toda la puesta se plantea como una instalación de la obra en función del espacio, pero debe advertirse que sólo unos pocos pueden gozar de esa mirada: los que están sentados en la fila izquierda, porque pueden contemplar, por el corredor, lo que ocurre en la segunda habitación, cuando se enciende una hoguera, también de verdad.








El tratamiento espacial de la obra es todo un hallazgo, porque mientras en la cocina real se sucede la acción, hay otra que transcurre en el patio, también real, que aparece en la ventana. En otras palabras, "Los sueños de Cristina" están montados en un espacio concreto, donde, obviamente, no hay escenografía alguna.

Cristina, que aparece en el comienzo y en el final de la obra, sueña sus deseos, fantasías de grandeza y ambiciones. Otros, los sirvientes, parecen representar aquellos sueños: la antinomia entre realidad y ficción es llevada a la misma dramaturgia, al propio espacio escénico. Los actores y actrices se lanzan sin red a las fuertes y violentas escenas y salen airosos, pese al gran desafío que plantea la propuesta.

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